Martes, 28 de marzo de 2017, son las 4:20 de la tarde y
estamos en el aula 1.3 del aulario Giner de los Ríos en la Universidad de
Murcia, en la asignatura de Tic con el profesor José Blas García Pérez.
Los compañeros, y yo mismo, con los portátiles en la mesa
concentrados en nuestros nuevos proyectos. En la clase se respira movimiento,
actividad, diálogo e intercambio de ideas. Algunos compañeros miran pantallas
ajenas ayudando a quienes han empezado y andan un poco perdidos, como todos al
principio. Cada pregunta entre compañeros resuelve una duda y genera otra nueva
que en común tratan de resolver. Cuando las preguntas se amontonan reclamamos
la atención del profesor, quien se pone a nuestro servicio, nos orienta y da un
impulso a quienes lo necesitan para alcanzar y generar nuevos conocimientos. Cada
quince o veinte minutos todos hacemos un parón para poner en común el trabajo
realizado, las dudas y las respuestas de cada uno.
Cada uno marca su propio ritmo de aprendizaje, siendo él mismo el que lo
controla. Cada uno es responsable de su trabajo, se preocupa por dar el máximo,
por encontrar soluciones y mejorar su
proyecto.
Aquí seguimos, en clase. Parece mentira pero es así. Jamás imaginé una clase en la que el tiempo valiese el doble y ocupara la mitad. Jamás imagine una clase en la que yo fuera parte del docente que me enseña. Sí, es algo desconocido y algo extraño pero que desde luego merece la pena probar y experimentar tanto como alumnos como profesores.
Podemos asegurar que de la “gran variedad” de estrategias y metodologías que a
lo largo de nuestra formación académica hemos recibido, ésta es UNA DE LAS MÁS
PRODUCTIVAS.
Os invitamos a intentarlo como docentes o a demandarlo como alumnos, a que os equivoquéis
y a que aprendáis. Nosotros seguiremos aquí, al píe del cañón, en lo que ha
conseguido que empiece por gustarnos y en lo que esperamos que dure y se repita
a lo largo de éste camino.
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